Veo que otra persona ha comentado que era un antro de perdición y un bar. Hoy es un restaurant peruano pero hubiera sido mejor que siguiera como antro de perdición ya que como restaurant es un rotundo fracaso. Malo, caro, mala comida, mala atención y lento. ¿Qué mas se puede pedir? Hace poco que lo abrieron como restaurant y, viviendo cerca y apreciando mucho la gastronomía peruana, nos pareció que era buena idea probar el sitio. Veíamos que estaba siempre vacío pero pensamos que era porque el restaurant aun no estaba impuesto. Al principio nos llamó la atención lo extenso de la carta. Pedimos una causa, unas costillitas de cerdo, una copa de vino y un licuado. El licuado jamás llegó. La causa estaba aceptable. Las costillitas de cerdo secas, sin gusto, con un puré de batatas excesivamente dulce y frío. Tardaron media hora en traer la panera y a mi tercer reclamo, la copa de vino. La comida de mi hijo llegó una hora después... lo cual no es raro teniendo en cuenta que las costillitas estaban pasadas en cocción. No le trajeron la bebida (el famoso licuado) y finalmente tuvimos que pedir un botella de agua para empujar el cascote de costillitas. ¿Para qué ofrecen licuado en la lista si no lo tienen ni dicen que no lo tienen? La decoración kitsch y sin gracia. La camarera hace lo que puede mientras tres personas mas están en el mostrador mirando al techo o conversando. Un deleznable espanto. Y además, la relación calidad-precio, pésima. Muy caro para la baratija de comida que sirven. Obvio que no vamos mas.